Alguna vez aquí saltaban los salmones

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Por Juan Meneguín

Alguna vez aquí saltaban los salmones,
la luz rosada en los perfiles de plata
y aquellos viejos que todavía no eran viejos
sostenían las brazoladas en dedos como azadas,
el algodón curado con tanino,
los anzuelos afilados a mano,
el olor de un río de crecidas mansas.
Aquí saltan, alguna vez, los salmones.

Y lapachos recién florecidos hubiese,
de campanillas que caían lilas al agua
o también rosadas para transparencia de la corriente
y sus remansos secretos
que conocieran de cormoranes
y sólo algunos pescadores baqueanos
en noches de fogones pesqueros y cuentos de fogones.

Sin embargo aquí alguna vez pasaron sirisís en escuadrillas
bajo un Venus de Equinoccio,
y las estrellas esa noche fueron incandescentes
antes de las últimas lluvias de Santa Rosa.
El olor a carbón atardecido de las locomotoras,
hinojos frescos en calles sin neón iluminadas
para que las Magallánicas Nubes vinieran hasta la mirada
y hacia todos los cuadrantes era otro el cielo
que señalara las huellas, el paso sin pavimento.

Alguna vez habré de mirar aquellas bandadas
luminosas otra vez, bajo la Vía Láctea.


Juan Meneguín nació en Concordia, Entre Ríos, en 1958. Dirige las Ediciones Río de los Pájaros, un emprendimiento editorial autogestivo que difunde a poetas y narradores de la Mesopotamia. Entre otros títulos, publicó “Cantos apocalípticos” (1987), “Ragas en la niebla” (1991), “Papel españa” (1996) y “Cuando mi padre comía flores y otros poemas” (2012).

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