Lanchas escolares: historia de un problema que no se resuelve

Hay alumnos y alumnas que no podrán ir a clases hasta 2023. Desde la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos pidieron por los vehículos prometidos por el gobernador Gustavo Bordet, que los había anunciado en agosto. Al estado de las lanchas, se le suma la falta de combustible y otras cuestiones.

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Siete alumnos que asisten a la escuela secundaria de Martínez sufrieron, una vez más, la rotura del transporte escolar acuático. Viven en los arroyos del norte del departamento y estiman que no asistirán más a clases hasta el 2023. Desde el sindicato docente Agmer aseguran que se pierden muchas más días de clases por fallas del gobierno que por cualquier otra cuestión. El gobernador dijo a fines de agosto que le iba a dar el dinero al municipio local para reparaciones rápidas. Sin embargo, el problema sigue. 

“Espero que el Consejo General de Educación haga algo pronto para solucionar este inconveniente y que también haga un mea culpa, porque acá, se pierden más días de clases por culpa del gobierno que por paros docentes y cuando paramos, bien que se encargan de remarcarlo”, dijo Nazarena Tajes, vicedirectora de la escuela secundaria número 2 de Villa Paranacito, que hoy está de licencia gremial por integrar Agmer. Tajes se pregunta “dónde estarán las lanchas, los colectivos, el combustible que prometió Gustavo Bordet cuando vino hace pocos meses”. 

“se pierden más días de clases por culpa del gobierno que por paros docentes y cuando paramos, bien que se encargan de remarcarlo”, dice la docente Nazarena Tajes

El gobernador decía el miércoles 31 de agosto de este año: “No he sido ajeno a los pedidos planteados por los docentes del departamento Islas, particularmente, por las dificultades que se presentan con el transporte en lancha para los chicos que van a los distintos establecimientos educativos. Hemos transferido dinero al municipio para que disponga arreglos para las lanchas de manera rápida, pero son lanchas antiguas. Me transmitían la necesidad de más lanchas, por lo cual hemos acordado con el ministro de Economía que desde la provincia se inicie el proceso de compra de tres nuevas lanchas para el departamento, además de agilizar con el Consejo General de Educación para que las partidas para las lanchas lleguen en tiempo y forma”. Varios meses después, las lanchas nuevas no están y las lanchas viejas, siguen sin repararse. 

Un drama con historia

No es un problema nuevo. En 2021, luego de más de un año sin clases presenciales como consecuencia de la pandemia de Covid-19, las lanchas no podían ser utilizadas por no haber recibido el mantenimiento adecuado.

Hubo denuncias públicas presentadas por grupos de padres y madres, debido a que decenas de estudiantes no podían asistir con regularidad a clases, ya sea porque las embarcaciones no estaban en buenas condiciones o porque funcionan con servicios restringidos por medidas gremiales, en muchos casos originadas por las malas condiciones de quienes trabajan a bordo.

El problema se agrava porque esas lanchas colectivos no sólo trasladan a alumnos y alumnas, sino también a docentes. “Las embarcaciones son de crucial importancia para las localidades isleñas ya que por las condiciones geográficas es imprescindible que los chicos cuenten con un medio de transporte para llegar a las escuelas”, había remarcado en aquella ocasión el diputado provincial Eduardo Solari, quien requirió información al gobierno provincial sobre la falta de servicio de transporte. 

en agosto, el problema no fue el estado de las lanchas, sino que no había combustible

El relevamiento de Agmer había corroborado que no había clases por falta de lanchas en ocho escuelas del departamento de Islas. De acuerdo a lo relevado por el sindicato docente y validado por la Prefectura, que es la que otorga los permisos de circulación, había diez lanchas que estaban paradas por problemas mecánicos menores, por pérdida de aceite o combustible; porque no tenían tres baterías a bordo; y por falta de capacitación del patrón de lancha y el marinero. 

En agosto de este año, el problema no fue el estado de las lanchas, sino el combustible. Varias lanchas se habían arreglado y no había conflicto con los lancheros, pero no había combustible por falta de pago. “Hay escuelas que no tienen la jornada completa, y pibes que hace rato no tienen clases”, denunció Abel Antivero, secretario general de la seccional Islas de Agmer. “Además, todavía no da la logística para cubrir todas las escuelas, como por ejemplo la Escuela N° 23 Francisco Ramírez, de Río Sauce. El problema es que el Instituto Becario no aprueba el presupuesto para el transporte terrestre y entonces quedan sin clases chicos de Ibicuy, y Médanos”, agregó.

Desde la asociación docente aseguraron que el problema no era la falta de combustible, que en ese mes escaseaba en algunas zonas del país, sino la falta de pago al proveedor del combustible. Ahora, en noviembre, todo empeoró: porque varias lanchas que en agosto funcionaban, ahora no funcionan.

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