Por Fermín Tristán
Mazaruca tuvo una época de esplendor que quedó en el pasado, pero su gente no contempla el abandono del terruño como opción, han peleado como todo isleño contra las crecientes y diferentes vicisitudes y hoy por hoy el reclamo más fuerte es tener un acceso digno que permita una comunicación segura y continua con Ibicuy, la ciudad más cercana.
En esta lucha no están solos, Juan Orlando García, mejor conocido como “Nardi”, vecino de Ibicuy, maestro rural recibido en el Instituto de Formación Docente Continua de la localidad de Villa Paranacito cumple hoy por hoy la función de supervisor de escuelas primarias, de zona A. Pero también tuvo la posibilidad de hacer suplencia en la supervisión de zona B, esto le dio la pauta de acceder y conocer las 24 escuelas primarias que tenemos en el departamento de Islas.
“Mi tarea como supervisor es acompañar los equipos directivos, intentar intervenir en algunas gestiones pedagógicas, resolución de algunos conflictos, elevar trámites administrativos, ya sea expedientes también si existiera alguna demanda de intervención, por ejemplo, algún otro organismo por inasistencia de algunos chicos también hacemos intervenciones, pero básicamente nuestra tarea está abocada a lo pedagógico institucional y para acompañar a los equipos directivos en la administración de su propia escuela y gestiones de todo lo que tiene que ver con la función escolar”, pero “esto no quiere decir que uno no termine, mediante su compromiso, involucrado con diversas problemáticas que atraviesen nuestras escuelas en la actualidad, quizás vinculado a lo edilicio o algo social, como me pasó a mí en mi escuela, en la que estuve como director titular de personal único, la escuela n°28 José Hernández de Mazaruca. Cuando uno llega a esa función de director debe saber que la función nuestra quizás es el dictado de clase y velar por el aprendizaje o la seguridad de los niños que asisten a la escuela, pero no podemos mirar para otro lado cuando hay diversas problemáticas sociales dentro del contexto de la escuela, que nos atraviesan a nosotros y después repercute en las trayectorias educativas de los alumnos que asisten a ella”.
Nardi cuenta lo que le pasa a él particularmente, es que en el 2012 “accedo al cargo de Director y mi mirada sobre esas problemáticas que nos atravesaban pasa a ser diferente, más o menos en el 2009 me había acoplado a una necesidad y demanda de muchos vecinos de la zona del paraje Mazaruca, La Argentina y La Arenera que eran los que transitaban el acceso, pero desde otro punto o nivel de participación. Cuando pasó a ser Director y ahora cuando pasó a ser Supervisor, dentro de mis funciones aún sigo involucrado con esa problemática, que es el acceso a la escuela particularmente, la escuela n° 28 José Hernández, que era la que yo estaba como Director, pero ese camino involucra a la primaria Juan L Ortiz n° 29 y a la escuela primaria n° 17 de paraje La Argentina. Es el único acceso por tierra que tenemos y por el cual en el 2018 recién pude alcanzar a generar un expediente”.
“Por qué terminó involucrándome tanto con esta gestión o demanda, porque me sucedía que nosotros tenemos una normativa en la cual, nos encuadra el horario y función de los establecimientos educativos, y después tenemos una marcada impronta social, la mayor parte de la población se imagina el funcionamiento de una escuela de lunes a viernes de 8 a 12. Y qué sucedía, había días que nosotros no podíamos llegar a la escuela a las 8 debido al mal acceso del camino que teníamos. Dado eso tuve que comprarme una moto, juntar la plata de los sueldos, me ayudo mi papá y mi mamá”, recordó.
Esto, lejos de espantarlo, le sumó compromiso “empecé a buscar la manera de intentar revertir eso que estaba sucediendo, yo decía, cómo puede ser que un acceso, un camino, algo tan necesario y algo tan simple a la vez porque es el Estado quien nos debe proveer o garantizar la posibilidad de que nosotros podamos llegar a nuestros lugares de trabajo, era el mismo Estado quien de alguna forma me ponía en jaque. No me brindaba esa posibilidad de que yo pueda trasladarme en mi vehículo tranquilamente, como lo hace cualquier otro ciudadano”.
Por eso a los 40 años y con su familia constituida, decidió hacer en moto casi 900 km al mes “para hacer la Maestría en Educación y Desarrollo Rural de la UNER en la Facultad de Ciencias de la Educación”. Según recuerda, “me dije: tengo que intentar hacer visible lo que nos pasa de una vez por todas, a los maestros rurales y directores de las escuelas rurales. Porque la normativa nos exigía o nos pedía que nos enmarquemos en tantas cosas. Nosotros queríamos cumplirlas pero el cotidiano rural lo impedía”.
Rememora que “a nivel local, departamental, personalmente como Director, ya habíamos hecho los pasos que requiere cualquier reclamo. Había gestionado junto a mis colegas una innumerable cantidad de reuniones en la escuela convocando a los vecinos habíamos hecho acta, convocamos a concejales de distintos partidos, a senadores de distintos partidos, a intendentes de distintos partidos políticos, a Jefe de Vialidad, a funcionarios vinculados a otro organismos que también se veían afectados por la transitabilidad de ese camino, como por ejemplo, cura párroco, pastores, policía, salud. Se fue armando todo en una carpeta, cuando yo agoté todas las instancias, me faltaba elevar la demanda. Como quien dice en el trámite administrativo más más arriba, entonces aproveche los viajes a Paraná para ir directamente a Casa de Gobierno a golpear puertas y a la oficina de Vialidad Provincial”.
Juan dice con melancolía que “tristemente, si yo tengo que sacar cuenta hoy el reclamo y particularmente el mío, lleva 12 años y han pasado distintos funcionarios políticos de distintos partidos, todos manifiestan la necesidad de que se realice. Pero lamentablemente la obra sigue sin ejecutarse. El proyecto ya está realizado bajo el expediente en Vialidad n°147772 y tiene otro número de expediente en Casa Gris, que fue también generado por mí que fue el que movilizó, aceleró un poco el tema del proyecto que se hizo en las oficinas de Vialidad Provincial de Paraná”.
Sobre sus motivos, que ya fueron expuestos más arriba y que están ligados a mejorar la calidad de vida de los vecinos, remarcó que “lo hago con total gratitud, a mí estas cuestiones sociales, particularmente rurales, me movilizan y ser parte o poder contribuir desde mi rol como Director, o en este momento como supervisor el poder contribuir a resolver una problemática a mí me hace bien, me hace feliz, me hace sentir útil. Pero por otro lado, a veces pienso que estoy restando mi tiempo y gastando mi dinero, que podría utilizarlo con mis hijos con mi familia, en esto que tendría que hacer nuestros funcionarios. Y no estoy hablando específicamente de funcionarios de un partido político en particular”.
Como reflexión final destacó “la necesidad de que todo ciudadano se involucre, que no esperemos que solamente nuestros funcionarios lo hagan. Ante una problemática de cualquier índole, cualquier ciudadano tiene la facultad y el derecho y la herramienta y la obligación de involucrarse y contribuir en una mejora. No dejemos y no esperemos que lo haga otro”