Lisandro Martínez, el gualeyo eterno

El defensor nacido y criado en el barrio Molino de Gualeguay se sumó a la lista de entrerrianos campeones del mundo. “No busquen dinero, busquen la gloria”, escribió La consiguió. 

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“No busquen dinero, busquen gloria!!! En nuestra tierra con nuestra gente. Argentina, Argentina, Argentina”. Lisandro Martínez escribe esa frase –cuya autoría original es de Carlos Salvador Bilardo– y la publica en sus redes sociales en medio de la caravana y el festejo popular más grande de la historia. La Selección vuelve al país y cinco millones de personas salen a las calles para agradecer y celebrar.Licha escribe esa frase porque la siente así: su historia lo demuestra. Porque la guita del Manchester United sirve, obvio, pero lo que más sirve es no olvidarse del barrio Molino de Gualeguay, un barrio de laburantes que lo vio crecer junto a sus padres Silvina Cabrera y el Gringo, y junto a sus abuelos, a quienes recordó emocionado durante el mes que estuvo en Qatar. Sirvió su transferencia al Ajax de Holanda, pero sirve más recordar esos años de la infancia y de la juventud. Del club Urquiza de Gualeguay o cuando a los 14 recién cumplidos debutó en la Primera de Libertad. Los primeros pasos, los que le permitieron viajar a Rosario para hacer las divisiones inferiores en Newell’s y más tarde dar el salto en Defensa y Justicia. “Tiene que haber un gualeyo para ser campeón”, dijo Lisandro cuando una caravana lo recibió en Gualeguay luego de ganar la Copa América de Brasil en 2021. La historia se repite y se multiplica. La ciudad del sur entrerriano que osciló en las últimas décadas entre 35.000 y 50.000 habitantes ya sabe lo que es recibir a sus hijos campeones: a Jorge Burruchaga en 1986 o a Ramón Ismael Medina Bello en la Copa América de 1993, ahora hay que sumarle a Licha en 2022.Cada nene o nena de Gualeguay sabe ahora que es posible llegar a la cima del mundo. Porque el domingo 18 de diciembre, cuando en la pantalla gigante ubicada en la Plaza Constitución en el corazón de la ciudad, se lo vio a Lisandro Martínez subir al escenario a buscar su medalla de campeón, explotó una ovación. Alguien gritó que lo conocía desde chiquito. Otros se señalaban la camiseta de la selección con su nombre. El grito de “Licha, Licha” se escuchó con fuerza. A 13 mil kilómetros de distancia, Licha había buscado y conseguido la gloria. La gloria eterna.

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