Por Fermín Tristán
Hoy, con los años encima y abandonado, el rancho que fuera lugar de funcionamiento del bar y la carnicería que llevaban los nombres El Regalón y La Mañosa no muestra el esplendor de otro tiempo. Su dueño, Pedro Juan Migueles, falleció hace dos años y su esposa y copropietaria, Juana Manuela González, está retirada.
El edificio lleva la carga de los años y, por qué no decirlo, también de la gravedad. Está levantado en barro y bien tratado, pero aunque se erige robusto, quizás no presenta las características de las construcciones modernas. “Yo vivo al lado. Pero está cerrado y abandonado hace mucho”, dice su dueña.
Juana se casó con Juan cuando eran jóvenes. “Él era un trabajador rural y en un momento, cuando nos casamos, decidimos abrir el comercio”, recuerda. El comercio era también una necesidad para quienes vivían en Médanos: un dispendio de bebidas y una carnicería.
En momentos de la apertura de El Regalón y La Mañosa, podría decirse que el matrimonio hacía patria: “No había nada, todo era médanos, ni siquiera caminos. Para ir a Gualeguay, por ejemplo, debíamos atravesar los campos”. También la mujer recuerda que por aquellos años, a finales de la década de 1950, “tampoco había luz”.
Médanos empezó a construirse alrededor de su estación de tren allá por el siglo XIX. Pertenecía al ferrocarril de Entre Ríos, que luego de la nacionalización que llevó a cabo Juan Domingo Perón, pasó a denominarse Ferrocarril Urquiza. Esa línea cubría Pilar-Posadas y atravesaba toda la mesopotamia argentina. La estación de pasajeros ahora solo tiene vida por el galpón de acopio de granos. Cada tanto pasa el tren de cargas.
Juana vive a pocos metros de esa estación. Dice orgullosa que nació en Médanos y pasó sus 84 años de vida acompañando el devenir del pueblo. El avance parece ser poco: pasa una ruta, hay una escuela, hay luz, pero dice algo cansada y quizás producto de su edad que en su pueblo “no hay progreso”.
Algo de eso puede notarse al ver algunas estadísticas, como por ejemplo que en 30 años la población ha variado en algunas decenas de habitantes (y siendo generosos).
Es que muchos vecinos optan por irse del lugar en búsqueda de otros vientos: Larroque, Gualeguay o Ceibas suelen ser los destinos más cercanos y preferidos. Mientras tanto, Juana sigue y seguirá en su lugar en el mundo añorando el esplendor que su comercio tuvo y que espera tenga Médanos en algún futuro.